La señora planeó matar a su marido pero todo falló y éste logró escapar y encerrarse en la habitación de su hija, donde llamó a los servicios de emergencias.
Carmen R. R. y su marido arrastraban una crisis de pareja desde hacía años. En enero de 2018, incluso fueron a terapia psicológica para intentar arreglar las cosas. Pero nada. No había forma de recuperar el amor. La tensión era alta en la casa de cuatro plantas que ambos habitaban junto a una de sus hijas, la menor, de 22 años. En una ocasión, la mujer se puso violenta y le propinó una retahíla de patadas y puñetazos a su esposo. Le amenazó y hasta trató de tirarle por las escaleras.
El 5 de febrero del mismo año la cosa alcanzó un camino sin retorno. Aprovechando que su hija había salido, Carmen planeó el asesinato de su marido. Trituró un cóctel de medicamentos compuesto por un relajante muscular (ciclobenzaprina) y dos sedantes (zolpidem y sertralina) y lo mezcló con unas natillas cubiertas de nada. Al terminar la comida, le ofreció el combinado a su esposo, que tomó una primera cucharada, pero inmediatamente desechó el postre. El "sabor extraño" de las natillas, según describe la sentencia de la Audiencia Provincial de Lleida que condena a la señora, provocó que el hombre las rechazara y optara por tomarse otras.
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