De cómo la Codicia de los políticos puede hundir un país.
Los impuestos son la codicia del político y aunque al ciudadano le parezca exagerado lo que voy a decir, no lo es, el político vive de los impuestos que saca al pueblo y cuanto más saque, más segura encuentra su economía particular.
Es un fenómeno muy estudiado por los psicólogos, si el erario público rebosa, siempre habrá posibilidad de apartar algo, aunque los tiempos sean malos. La codicia de los presidentes de gobierno y ministros, les empuja a buscar su propia solvencia económica, pase lo que pase y por eso, los impuestos aumentan.
No es ficción lo que aquí escribo, todos los políticos que juegan con el dinero ajeno, terminan creyendo que el capital es suyo.
Hay impuestos para todo, si compras como si vendes, para poder circular con tu automóvil, por lo que ganas y hasta, por lo que pierdes, cuando la quiebra visita tu empresa. Los impuestos están rodeando al ciudadano por todas partes y son, como digo, la codicia y el comodín para el político.
En la ceguera de estos políticos avariciosos no entra ya el solventar una responsabilidad frente al ciudadano, sólo entra su propio bienestar y por eso no puede funcionar bien.
Un ejemplo sería equiparar los impuestos a un banco de sangre.
Es un hecho demostrado que si nos vemos obligados a dar una cantidad de sangre elevada, nuestra salud merma y en consecuencia, afecta a nuestra psicología, convirtiéndonos en personas más apocadas.
De esta manera, la falta de liquidez económica anula el impulso emprendedor y cuando éste muere, también lo hace el progreso económico.
Veamos ahora lo que sucedería si esa odiosa codicia no anidara en el alma de estos políticos.
Como sería nuestro país sin políticos codiciosos.
Los impuestos deben cumplir con su cometido, que es el bienestar de los ciudadanos, no su condena.
Ahora sólo tenemos que hacer un pequeño ejercicio mental y pensar en un único impuesto anual, que fuese equivalente a una tercera parte de lo que cualquier ciudadano paga habitualmente según su actual nivel económico. Es fácil ver, que las personas tendrían dinero en su bolsillo y como tal, ya no tendrían miedo de gastar, disfrutarían de ese capital, por lo tanto, el dinero iría de acá para allá, se movería. La consecuencia sería que muchas empresas no quebrarían y por lo tanto, no habría que pagar luego subsidios de desempleo.
También ese dinero, crearía nuevos puestos de trabajo y esas personas que antes estaban en el paro, ahora tendrían dinero y como les ha costado ganárselo, les dará satisfacción gastar y en consecuencia, todo empezaría a fluir, habría riqueza o al menos, la suficiente para que el ciudadano viviera mejor. A esto habría que añadir que muchas personas de naturaleza emprendedora, no guardarían lo que ganan por precaución, se arriesgarían y todo giraría en la dirección económica adecuada.
En este punto, seguro que un político diría su pequeña y burda frase de: No es tan sencillo.
A continuación nos daría una disertación totalmente absurda, pues, todo lo que se ha dicho hasta aquí, es coherente y objetivo, si extraemos la sangre justa para que nuestro organismo siga funcionando correctamente, tendremos el ímpetu necesario para dejar que el dinero se mueva. Así de sencillo. Si aún no lo ven claro, se puede observar desde el ángulo opuesto, si ahora los impuestos aumentasen un 30% nuestra nación se destruiría.
¿Debería desaparecer la clase política?
En el ciudadano han metido la idea de que dirigir un país es algo muy difícil, sin embargo, no lo es más que llevar la directiva de una gran empresa. Los modelos a seguir son prácticamente los mismos, lo que sucede, es que el gobierno mueve mayor capital, en todo lo demás, es decir, en lo cualitativo, es lo mismo. En las grandes empresas hay un presidente, directores generales de filiales , consejeros, directores de planta, etc. Un director gerente se enfrenta a situaciones parecidas a las de los ministros, pero, con menor cantidad de recursos. La diferencia es a favor de los directivos de empresas, pues, no ganan tanto y a su vez tiene que estudiar más.
Mientras que un director general o el propio presidente si realiza mal su trabajo puede ser despedido o apartado, -en el caso de que el presidente sea el titular económico de la empresa-, en política se corre menos riesgos y se gana más. De hecho, en el supuesto de que un presidente como XXXX llegase a hundir la nación, se retiraría con un sueldo de por vida.
Lo que acabo de mencionar es en sí mismo la clave de por qué esta clase política debería desaparecer, pues, si el riesgo de equivocarse o la propia codicia hace que toda una nación sea perjudicada y para el que realiza tal barbaridad aplicamos una renta vitalicia, lo que estamos haciendo es evitar que el político tenga miedo al fracaso.
Si un presidente o director general realiza una mala gestión y con ello pone en riesgo la empresa, es despedido, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con la clase política?.
Mejor aún, cambiar la idea que se tiene de la política, pues, cuando se observa con tranquilidad de ánimo, a la conclusión que se llega es que los políticos están de más. Nuestro mundo no progresa económicamente hablando, por culpa de la política. Desarrollo económico y política no pueden seguir el mismo trayecto.
Para que ésta no sea una crítica más, aporto una idea. No soy economista, ni político, soy profesor, por lo tanto, reconozco que esta idea, tal vez no sea viable en la realidad, pero, sin duda alguna, es más justa.
Falsa Democracia Los políticos nos han mostrado la Democracia como un gran avance en la sociedad, incluso, como una novedad, aunque ya existió hace miles de años en Grecia.
Es cierto que tiene muchas cualidades, pues hasta ahora ha evitado las barbaridades que se cometieron en las dos guerras mundiales.
El horror de estas contiendas se centró en personajes carismáticos que podían manejar al pueblo a su antojo, gracias a unas formas políticas que así lo favorecían. Se pensó que las dictaduras eran propensas a las guerras, y no es así, al menos históricamente.
Se creyó que al tener el pueblo capacidad de voto, se evitarían estas tragedias, y así fue, es un logro de la Democracia, ya que nadie en su sano juicio se metería en una guerra. Al ciudadano no le gusta pasar penalidades y las guerras son el mayor exponente.
En la Democracia se puede evitar que unos gobernantes malos estén de por vida dirigiendo la vida de los demás. También ha favorecido que podamos manifestar nuestra manera de pensar, sin coacción por parte del Gobierno. Todavía hay más, pues, el partido dirigente sólo puede estar 4 años, salvo que el pueblo lo acepte para otro mandato. Visto así, parece que la Democracia fuese la panacea a todos los problemas sociales. Hasta aquí, es lo que los políticos nos dirían, pero, todos sabemos que hay mucho más, y no me estoy refiriendo a la corrupción que de vez en cuando surge, ya que, estas maneras de proceder tan poco democráticas, las ha habido y las seguirá habiendo, me interesa comentar algo de mayor calado.
¿Han engañado al pueblo con una Democracia ya desde el principio, amañada?.
Los Errores de la Democracia.
Parece idílico eso de, una persona, un voto, pero no lo es, personalmente he oído a grupos de chicas comentar que votaron a tal o cual candidato, porque era más guapo que el otro. Si diez mentiras no hacen una verdad y cien errores no hacen un acierto, deberíamos plantearnos si queremos calidad o cantidad.
Una persona un voto, será siempre más injusto que si ponderamos esos votos.
Que un sociópata tenga el mismo peso en política, con su voto, que una persona altruista. ¿A quién beneficia?.
Si la experiencia está vinculada a la edad y ambas no pueden separarse, ¿el voto de un jovencito debería valer lo mismo que el de un adulto de cuarenta años?. ¿A quién beneficia esto?.
Si todo lo que define al ser humano, son cualidades, o defectos, por qué el voto debe ser cuantitativo, ¿por qué la opinión de dos necios vale más que la de una persona inteligente?. ¿A quién beneficia esto?.
Un político nos diría, que esos casos, son minoría y yo le respondería que, si fuera así, no necesitaríamos ejército, policía o todo el entramado jurídico. Lo vemos a diario, separaciones matrimoniales, niños que no ven a sus padres, un desconocimiento total de los valores internos. Tengo que aceptar que el ser humano es imperfecto, luego entonces, también lo serán sus elecciones.
Un político nos diría que eso, ya lo tenían controlado, pues, cada partido sólo se mantiene por 4 años. Parece razonable, pero sigamos.
¿Acaso existe democracia en una familia?.
No, no existe, al menos, cuando los hijos son pequeños. ¿Por qué los padres no dan todo lo que les piden sus hijos?. Por muchas razones, pero la principal, es porque una cosa es dar lo que te piden y otra, lo que necesitan. Así que, ya hemos llegado a otro punto crucial.
Si democráticamente se da al pueblo lo que pide y reconocemos que no está capacitado psicológicamente, ¿acaso no lo estamos perjudicando?.
No deberían los gobernantes dar al ciudadano lo que necesita en vez de lo que reclama. Cualquier padre me daría la razón, pero como el político no nos ama, pues, ni siquiera nos conoce, nos dará lo que pidamos para que le sigamos votando.
Veamos otro ejemplo, un colegio donde los alumnos se unen antes de curso y votan qué profesores elegir.
Entre los candidatos los hay que prometen más fiestas y menos estudio. ¿Quién cree el lector que ganaría las elecciones?.
Como ven, todo se basa en la capacidad media del pueblo. Acaso hay democracia en el ámbito laboral, o en la Iglesia, o el ejército y si como hemos visto, tampoco lo hay en el seno familiar, ¿qué persigue esta democracia?.
Si ahora mismo trasladásemos la idea de una persona un voto a el resto de la sociedad, nuestro mundo se destruiría.
Tan falsa es la democracia que conocemos, que ni siquiera funciona entre los que nos la inculcan, pues, un presidente de gobierno tiene poder para destituir a miembros de su partido, entonces, qué significa eso de: ¿una persona, un voto?.
Hasta aquí parece como si la Democracia no pudiera mejorarse. No sólo se puede, sino que el sistema que voy a comentar es ya antiguo, se propuso en su tiempo entre la primera y segunda guerra mundial, aunque se descartó.
Como el lector va a poder valorar, el método del que les voy a hablar es mejor, más justo y digno, luego entonces, ¿por qué se descartó?.
Porque personajes como tal o cual nunca habrían llegado a ser presidentes de un país.
Porque los enormes capitales que se esconden detrás de estas personas y que son los que realmente controlan, no habrían podido manipular una Democracia Cualitativa. Si el ser humano no es perfecto, ¿de qué manera podría elegir y equivocarse menos?.
En el ámbito laboral.
Todas las funciones laborales, tienen su Ministerio, pues bien, los votantes lo harían únicamente en el terreno profesional.
Además, añadiríamos al voto el factor experiencia. De esta manera, para elegir a un Ministro de Sanidad, votarían todos aquellos que trabajan en este medio, pero, el voto de una persona con veinte años de experiencia, valdría más que la de otro que solo tuviera uno y el voto de un cargo directivo contaría más que el de un celador. Esto es justo y de todo lo que es justo, siempre sale algo bueno. Verdaderos profesionales que conocen los parámetros de sus trabajos, elegirían al candidato más oportuno y a su vez, los elegidos como Ministros, serían responsables de seleccionar al Presidente del Gobierno. Este mandato duraría 4 años.
Un político no estaría de acuerdo con lo expuesto, diría que la política es mucho más, (en realidad es mucho menos) hay que llegar a acuerdos, saber negociar, pactar, tomar decisiones, consensos, etc. A este político le respondería que eso será así, si la casta política siguiera en activo. El político como hoy lo entendemos debería desaparecer, ocupando su lugar un técnico. Este técnico político, sería lo que indica su nombre, una persona con conocimiento suficiente, (a fin de cuentas es elegido por verdaderos profesionales) que a su vez, llevaría la dirección social de su Ministerio.
Ya no habría un partido como respaldo, sólo personas cualificadas que colaborarían entre sí bajo la dirección del Presidente.
No les parece este sistema, más perfecto, piensen, que sería muy difícil para el capital estar detrás de los políticos, todos sabemos que esas fortunas promocionan sus campañas electorales y que en el fondo, es el capital quien tira de los hilos.
Adolfo Cabañero
Respuestas
Lo que parece casi criminal, es que los partidos y sindicatos, vivan del pesebre de los Presupuestos.