Hoy es 18 de julio, una fecha importante que resalta notablemente en el calendario; una fecha adorada y bendecida por una parte de los españoles y a la vez odiada y maldecida por otros tantos, me refiero a la del año 1936 del pasado siglo, pero sin querer quitarle importancia, esta fecha, el 18 de julio, pero en este caso de 1969, hoy hace 50 años, tiene para mí un significado mucho más intimo y personal siendo una de las más importante en mi vida.
En este día y hace cincuenta años, en el Patio de Armas, si así lo podríamos denominar, dado que era una amplia zona de tierra sin pavimentar, frente a la Capilla del Campamento de Instrucción “La Huerta” en el municipio madrileño de Móstoles, tuve el honor, sin apenas darme cuenta, de prestar juramento ante la bandera. Creo, que en aquel entonces, un mozalbete de 21 años, no era consciente de la magnitud del acto que estaba realizando al besar la Bandera del Batallón de Infantería del Ministerio del Ejército. Con el paso del tiempo me fui percatando de lo que simbolizó y significó ese hecho, hasta tal punto que el pasado 18 de mayo, en el Patio de Armas del Palacio de Buenavista del C.G.E. y ante el Regimiento de infantería “Inmemorial del Rey” nº. 1, en el que se integró mi querido Binf., y ante mis compañeros de Hermandad de Veteranos, renové el juramento prestado 50 años atrás, sí juramento, porque yo juré no prometí, esta vez con pleno conocimiento de mis actos y mi compromiso. Fue con otros compañeros y otra simbología, pero mi compromiso no fue con unos símbolos sino con una Historia, unos Valores, unos Principios, una Cultura, un Modo de Vida y una Herencia que recibimos de nuestros antepasados y que debemos proteger y conservar para las posteriores generaciones.
Ahora que no está “de moda” el patriotismo, sino todo lo contrario y es frecuente encontrarte con personas que, sin despreciar abiertamente los símbolos de España, no les significan nada. Para mí, es todo lo contrario, cada vez son más importantes. No sé si será la vejez o tal vez será algo de madurez…
Gracias a todos mis camaradas, los añejos y los noveles, los de hace cincuenta años y los actuales, gracias a todos ellos.
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