En los Tercios de infantería del siglo XVI ya se documenta la existencia de un soldado que encabeza la formación provisto de una porra con la que realiza complicados ejercicios.
No está claro a quien atribuir su creación, hay quien se la atribuye al Duque de Alba, y otros a Alejandro Farnesio.
Otros ejércitos copiaron esta peculiaridad de los Tercios Españoles, como Inglaterra, Irlanda o Escocia, que aún lo conservan en algunos de sus regimientos.
Aquí en España desapareció de nuestros regimientos en tiempos de Carlos III.
En su época de utilización, una de las funciones que tenía el Porrista o Tambor Mayor era la de dejar la porra clavada en el suelo en el lugar en que debían ser vigilados los arrestados o sancionados que debían permanecer junto a la porra, de ahí viene la expresión “mandar a la porra” o “vete a la porra”.
Millán Astray en su afán de recuperar el espíritu de los temibles Tercios Españoles, decidió devolverlo a la vida para La Legión, así en los grandes desfiles, el Porrista ocupa un espacio entre la escuadra de Gastadores y la banda de Guerra de la Legión.
El Porrista, avanzando a los estipulados ciento ochenta pasos por minuto que marcan la banda que le sigue, fija su vista en el cielo y deleita al público y autoridades con sus arriesgados malabarismos, no pudiendo evitar que en más de una ocasión la porra caiga delante de la tribuna de autoridades en tan solemne ocasión.
Pascual Sánchez Soler 3º/82
Comentarios