Una vez más me encuentro en la duda. Heme aquí en mitad de de la noche, contemplando la belleza que se esconde entre las sombras. Miro al cielo y siento que mis preocupaciones se desvanecen bajo la atenta mirada de las estrellas, que como millones de ojos van siguiendo las sendas de nuestras vidas.
Y yo aquí abajo me siento tan pequeño e insignificante como aquel insecto que preso en la tela de una araña inútilmente lucha por su vida. Dudas y miedos los tenemos todos, pero no siempre los podemos resolver positivamente, unos los disimulan y otros los ocultan y también hay quien intenta negarlos, pero nada de esto funciona. Ellos siguen día a día con nosotros poniéndose de manifiesto en los momentos más inoportunos. Huir no se puede pues aunque lo hagamos de los demás ¿Cómo lo vamos a hacer de nosotros mismos? No se puede porque allá donde fuéramos lo que somos eso seremos. Solo nos queda el refugio de la soledad, que a la postre es la única que no puede ser engañada.
Vivimos en un mundo de depredadores en donde solo impera la ley del más fuerte, por eso nadie quiere mostrar sus debilidades y estas son escondidas, escondiendo así lo poco de humano que nos queda.
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Comentarios
Unas buenas reflexiones de nuestra existencia.