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“Los miembros de las Fuerzas Armadas se sentirán herederos y depositarios de la tradición militar española. El homenaje a los héroes que la forjaron y a todos los que entregaron su vida por España es un deber de gratitud y un motivo de estímulo para la continuación de su obra. Estas palabras componen el artículo 21 de nuestras Reales Ordenanzas y son el motivo principal de que ahora nos encontremos aquí”. Con estas frases comenzó el emotivo homenaje que tuvo lugar el pasado lunes en los campos de deportes de la Academia General del Aire (AGA), la Escuela Naval Militar y la Academia General Militar. Este homenaje, celebrado en el Día de los Caídos por la Patria, recayó en esta ocasión y de manera particular en cuatro héroes: tres profesores y una alumna de la Academia General del Aire que entregaron sus vidas en el cumplimiento del deber. La tarde del pasado lunes les rendimos un sentido homenaje mediante el esfuerzo físico. El propio recuerdo y sufrimiento proporcionaron la motivación necesaria para terminar el ejercicio, ya que no fue un entrenamiento sin más, sino una forma particular de honrar a aquellos que se han ido entregando lo más valioso que tenían, su vida. Los corazones de las tres academias militares latieron de forma acompasada, separados por la distancia, pero bajo un sentimiento de unión, y demostrando que no somos una pieza individual que funciona de manera autónoma, sino parte de un instrumento mucho más grande, al servicio de España y de los españoles. La iniciativa partió de los alumnos de la AGA, que ya en agosto iniciaron la planificación de este entrenamiento homenaje. El ejercicio consistía en realizar de forma colectiva 151 flexiones, 151 sentadillas, 151 ‘burpees’ y 151 abdominales. El porqué de la cifra es la suma de las edades de los cuatro fallecidos en los tres accidentes aéreos que se produjeron en la AGA el pasado curso. 43 años del comandante Paco Marín Nuñez, 50 del comandante Daniel Melero Ordoñez, 20 de la alférez alumna Rosa María Almirón Otero y 38 del comandante Eduardo Fermín Garvalena Crespo. Diez minutos antes del toque de oración, alumnos y profesores formaron por cursos, contemplando en todo momento las restricciones y medidas de seguridad relativas al COVID-19, manteniendo la distancia de seguridad y el uso de la mascarilla, algo que sin duda hacía del ejercicio, una apuesta más dura, sacrificada y exigente. Del mismo modo, alumnos y profesores de la Academia General Militar y de la Escuela Naval Militar no dejaron pasar la oportunidad de sumarse a este reto, realizando este ejercicio en sus respectivos centros de forma colectiva. Sin duda, una gran iniciativa que estrecha los lazos de unión entre los alumnos de las tres academias que, junto a nuestros caídos, fueron los auténticos protagonistas.