La construcción del Muro de Berlín el 13 de agosto de 1961 fue un golpe de suerte para la Stasi. El Muro se convirtió en su fundamento. Hasta 1989, miles de agentes a las órdenes de Erich Mielke hicieron todo lo posible por hacerlo infranqueable. El reportaje narra, desde la perspectiva del imperio de Mielke, la historia de una relación existencial y simbiótica, y por primera vez arroja luz sobre su relevancia y sistematismo. Desde el que posiblemente sea el capítulo más delicado, el de las muertes en el Muro, y su encubrimiento sistemático, así como las detenciones y encarcelamiento de decenas de miles de fugitivos, hasta episodios menos conocidos, como la construcción de túneles y estaciones de escucha subterráneas para localizar a quienes pretendían huir excavando túneles. Y desde el multimillonario negocio del pago de rescates de la RFA a la RDA, hasta el "filtrado" en los pasos fronterizos entre las dos Alemanias para reclutar colaboradores no oficiales. Moviendo los hilos estaban, casi siempre, los agentes de Mielke, y a menudo él mismo en persona. Su poder creció a medida que perfeccionaba el Muro y el sistema fronterizo. En todo el país, los agentes de la Stasi y los informadores vigilaban hasta el más mínimo indicio de posibles fugas. El amurallamiento fue una fuente continua de nuevos ámbitos de acción y tareas, y nuevos enemigos: "fugitivos de la República", "violadores de la frontera", "colaboradores en la fuga” occidentales, "bandas criminales de tráfico de personas", y más tarde también "personas deseosas de abandonar el país". Con toda la población en el punto de mira, el jefe de la Stasi, Erich Mielke, consideraba fundamental vigilar a estos "incorregibles": contenerlos, inhabilitarlos, detenerlos y, en casos extremos, "destruirlos". La Stasi se hizo indispensable para asegurar el "Muro de Protección Antifascista", como se denominaba al Muro de Berlín en la República Democrática Alemana. Y así el Muro se convirtió en el fundamento de la Stasi, su principal campo de actividad, su razón de ser. Así como el Estado socialista debía al Muro su continuidad, y el imperio de Mielke le debía su apogeo, con su caída ambos se hundieron de un plumazo. Ironías de la historia: un agente de la Stasi abrió la primera barrera en la Bornholmer Strasse el 9 de noviembre de 1989, y con ella el Muro de Berlín.
La Stasi y el Muro de Berlín - Documental
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