En mi cuartel de mili creo recordar que el horario de actividades (salvo guardias) era de 7 horas (toque de diana) hasta las 8 tiempo para el desayuno y limpieza de la compañía, formación a las 8 que llegaban los mandos de la compañía y comida (toque de fajina) de 14 a 15 horas en que de nuevo se realizaba formación hasta las 17 horas que ponía fin a las actividades. La cena a las 21 horas y última formación a las 22 horas en que con el toque de retreta las tropa se retiraba finalmente de toda actividad con el toque de silencio a las 22:30. Los domingos por la mañana se retrasaba una hora el toque de diana a las 8 y el desayuno de 8 a 9 horas en que se realizaba la primera formación de la compañía y hasta la nocturna de las 21 horas.

Sin embargo los meses de verano julio y agosto había una excepción de 15 a 16 horas la tropa disponía de una hora para la siesta. 

¿En tu cuartel también teníais hora de siesta en verano?

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Respuestas

  • Literalmente miles de siestas. Era fogonero del cuartel, encargado de las calderas y era el único en el destino y tenía las llaves. Mi sargento, un tío de PM se la pasaba en la cantina y no molestaba en nada. Después de desayuno y revista, tenía todo el día libre. No teníamos hora de siesta pero el cuartel era muy tranquilo y relajado, además,  los mandos raramente subían a los sollados y era normal ver gente durmiendo. Recuerdo a uno de mi curso, el Almería, dormía todo el día....Creo que ni se enteró de la mili.

  • En los meses de verano media hora después de la comida nos permitían estirarnos en las literas

  • Ni 1 munuto para la siesta. Siempre operativos.

    • A los de la COEs no os tendrían que haber licenciado, je!, je!

  • La media hora de siesta era de obligado cumplimiento.  Eso sí, te levantabas aún peor.

  • Yo la hice en El Ferral dos años antes de eliminarse y mi experiencia fue de un régimen ya muy laxo e indulgente por parte de los mandos.  Fui el furri de la oficina a la orden del sargento primero Mota, psicólogo además, al que cogí un gran aprecio por su humanidad. Nos hicimos amigos y compartíamos tatami de vez en cuando donde nos tuteábamos y tratábamos como amigos. No sólo dormí siestas, sino que cada una de las resacas diarias de los 9 meses; teníamos una casa alquilada entre varios en un pueblo de al lado, Montejos del camino. Tengo para haceros un monólogo de todas las que lié con garantía absoluta de vuestras carcajadas. Quiero hacer especial mención también al sargento Julio Presencio, que me libró de UNA... por llegar a formar a las 11 de la mañana. La causa: a las 5 de la mañana de regreso a casa en el coche a Gerardo se le ocurrió esposarme al volante mientras conducía y el dueño de las llaves estaba de guardia. Que cada uno ahora se imagine el resto del proceso 🤣. 

    • Te animo a que redactes esas esperiencias divertidas al menos desde años vista quizás entonces no fueron tanto haciendo un artículo en la sección "A sí fué mi mili". Hay vivencias que merecen no se pierdan en el olvido y sirban para sacar sonrisas a la gente.

  • No había aire acondicionado así que si la guerra no lo impide mejor echarse la siesta y salir de paseo cuando oscurezca.

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