La vida de Jacobo Barchín, un guardia civil de 34 años nacido en el pueblo conquense de San Clemente y destinado en el municipio alicantino de El Campello, cambió por completo el 2 de diciembre de 2020. Aquel fatídico día sufrió un grave accidente cuando salió a rodar con su bicicleta -una de sus pasiones-. En un momento dado, cayó dentro de una arqueta abierta y sin señalizar en una carretera estrecha, impacto que le provocó una lesión medular que le dejó en silla de ruedas.
Durante estos tres años y medio, y realizando una rehabilitación diaria «de película», Jacobo «pelea por seguir siendo Guardia Civil», ya que se siente con toda la fuerza del mundo, la capacidad, la validez y la autosuficiencia para reincorporarse a su puesto de trabajo; eso sí, adaptado a su nueva situación. Algo de lo que existen precedentes en otras instituciones oficiales como el Ejército y la Policía Nacional, pero que la Benemérita se niega a hacer propio, rechazando hasta en tres tribunales médicos su alta y recomendando su incapacidad permanente y consiguiente pase a retiro.
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Respuestas
A mi parecer siendo una empresa sea militar o civil donde el empleado puede realizar trabajos perfectamente sentado o que sus limitaciones físicas le permitan ser perfectamente útil se le debería permitir por ley escoger si el cobrar una pensión por minusvalía con el consiguiente cargo al Estado o el continuar en el ambito laboral donde su sueldo sería ganado con su esfuerzo. En este caso a nivel moral le sería muy beneficioso por un lado por su juventud como por su vocación.