La teniente de fragata Quinteros Giménez, de 33 años, nunca tuvo ninguna falta en toda su carrera –fue la mejor graduada de su promoción–, pero ni su intachable currículum ni el amparo de la Constitución paraguaya la han salvado de tener que cumplir una condena de 46 días privada de libertad (en arresto domiciliario) por querer amamantar a su hijo.
Tras dar a luz a su bebé, hace tres años, y volver de su baja por maternidad de seis meses, la militar pidió que la exoneraran de las guardias de 24 horas cada tres días que el servicio le exigía para poder ir a casa a alimentar al niño. La petición fue rechazada tanto por sus superiores como por la Justicia militar.
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