Cuartel de la Puerta de la Carne
Avda. Menéndez y Pelayo, 32
Sevilla
El cuartel de estilo neoclásico, cuyo arquitecto fue el toledano Antonio Hurtado, finalizó su construcción en 1792 en la llamada Puerta de la Carne que daría nombre al cuartel, frente al entonces matadero municipal.
En parte de estos terrenos se encontraba un cementerio medieval judío.
Su primera Unidad fueron dos Escuadrones del Real Cuerpo de Carabineros del arma de Caballería.
En su historia también fue cuartel de Ingenieros, de Intendencia y desde 1993 tras ser rehabilitado y obras de adaptación es sede de la Diputación de Sevilla.
El Grupo Regional de Intendencia nº 2 (GRINT 2) quedó integrado en 1987 en la Agrupación de Apoyo Logístico nº 21 (AALOG 21) al quedar agrupadas todas las unidades logísticas: Abastecimiento, Mantenimiento, Transportes y Sanidad.
Anexo:
Las medidas de la planta rectangular exterior son de (100m. fachada x 87m. fondo), el patio principal interior es de (60m x 40m). Su exterior está concebido simétricamente, las fachadas presentan una decoración de mampostería repetitiva entre ventanas y trozos de pared, la planta baja está realizada con grandes ventanales rectangulares cerrados de rejas de forjas, mientras la planta superior deja ver una serie de arcos rebajados, encima del portal de acceso existe un único balcón. Se pueden apreciar en algunos lugares de sus fachadas laterales reformas perdidas durante su larga vida, donde las ventanas han sido sustituidas por óculos para achicarlas y hacer las estancias más confortables. Perimetralmente todo el edificio queda coronado por una cornisa, sostén del antepecho de mampostería que remata toda la azotea de la cubierta superior del edificio.
Podemos deducir que la funcionalidad de este edificio está en consonancia con su destino, soluciones arquitectónicas para el alojamiento de gran cantidad de hombres (tropa), ganado (caballar), útiles bélicos (armamento), buena ventilación, espacios muy luminosos y los mayores avances de higiene de la época. Tal vez era una obra moderna, de sencilla fisonomía, novedosa y que rompía con estrépito la idea del monumentalismo sevillano, hoy tarjeta identificativa del cambio generalizado en otras muchas construcciones para fines parecidos a partir de esa época.
A mediados de los ochentas los jardines delanteros que ennoblecían al edificio, pasaron de ser un magnífico ejemplo de mantenimiento constante por parte de los soldados a un bosque desproporcionado de hierba, árboles y palmeras rotas, que en su caída arrastraron destrozando garitas, verjas, pilotes, paredes e incluso hasta la pequeña plazoleta de bancos y mesa central de cerámica sevillana. Este lamentable acontecimiento, la rotura de las palmeras, ocasionó un accidente mortal con 4 fallecidos, en su caída encontró a una familia que paseaba dejando en ese sitio sin vida al matrimonio y uno de sus hijos menores, curiosamente el soldado de la garita también falleció como consecuencia del enterramiento producido por los cascotes de la techumbre de dicha garita, esta representaba un pequeño castillo en el que solo cabía un soldado de guardia de puerta.
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Plana Mayor 4/84