Siendo virrey de la Nueva España Martín Enríquez de Almansa y Ulloa por orden del rey Felipe II, encargó en 1570 la construcción en Zacatecas los presidios de Ojuelos y Portezuelos y en Guanajuato el de San Felipe como defensa de la Ruta de la Plata (Camino Real de Tierra Adentro) que entre Zacatecas y Ciudad de México estaba amenazado por los huachichiles, indios chichimecas. La ruta se realizaba una vez al mes con mulas cargadas de plata custodiadas por soldados y consistía en llegar a Ciudad de México pasando por Querétaro y de ahí dos rutas posibles hasta llegar a Zacatecas bien pasando por Guanajuato y Aguascalientes o bien pasando por San Luís de Potosí.
El fuerte de Ojuelos fue construido bajo la dirección del capitán Pedro Carrillo Dávila entonces justicia mayor de la villa de San Felipe, consiste en un gran patio de suelo de piedras rodeado de crujías componiendo un corredor principal dando acceso a las diferentes dependencias. A finales del siglo XVI, la región había sido pacificada comenzando a establecerse colonos indígenas y chichimecas pacíficos creándose poblaciones al rededor de los fuertes (llamados presidios) y estos cayeron en desuso; el de Ojuelos tuvo la suerte de fundarse una hacienda sobre el, lo que le permitió conservarse en buen estado hasta hoy.
Actualmente es la sede del ayuntamiento de Ojuelos que junto con el Puente de Ojuelos también de origen novohispano forman parte del conjunto de sitios históricos reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
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