La Legión: Especial EUTM-Mali XV, desde Koulikoro

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“Estamos muy contentos con las tropas españolas porque no han venido solo para instruir a los militares malienses en su lucha contra el terrorismo, sino para ayudar a la población”. Son las palabras de Monfa Diarra, el habitante de mayor edad de Guimbabougou, una aldea de apenas 150 habitantes situada a escasos kilómetros del KTC, la base donde se encuentra desplegada la mayor parte del contingente que participa en la misión EUTM-Mali XV. En torno a medio millar de soldados pertenecientes a más de una veintena de países europeos, de los que alrededor de 210 son españoles. 120 de ellos pertenecen a la Xª Bandera Millán-Astray del 4º Tercio, con base en Ronda. El resto proceden de unidades de la Brigada de La Legión como el Grupo de Artillería de Campaña o la Bandera de Zapadores, a los que hay que sumar 60 efectivos de Infantería de Marina. Participan en una misión no ejecutiva en la denominada frontera avanzada de Europa, en un país muy castigado por la pobreza, la inmigración clandestina, el tráfico de drogas y, sobre todo, el terrorismo, fundamentalmente en la zona norte del país, donde ciudades antaño tan visitadas como la mítica Tombuctú han caído en las garras de grupos yihadistas. La principal misión del Grupo Táctico Millán-Astray, que conforman estas unidades españolas y una compañía del ejército de la República Checa, es proporcionar seguridad a una base que en febrero del pasado año fue objeto de un ataque con dos coches bomba y armas de asalto. Desde entonces, se han implementado notablemente las medidas de seguridad en las instalaciones. Además, varios especialistas de diferentes unidades ejercen como ‘trainers’ de los soldados de las Fuerzas Armadas Malienses (FAMa), que se preparan con el contingente europeo para combatir en el frente con sus propios medios a los grupos yihadistas. Sin embargo, el carácter de los españoles y su facilidad para empatizar con la sociedad local ha motivado que la presencia de nuestras tropas en el Sahel africano no se esté limitando únicamente al ámbito militar y que su estancia en el terreno, a diferencia de otros escenarios, no se considere invasiva. Además, el Gobierno de España ha puesto en marcha en los últimos años decenas de proyectos CIMIC (Cooperación Cívico Militar), como la construcción de escuelas o consultorios médicos en un país en el que la mayoría de los niños trabajan desde pequeños y la esperanza de vida no alcanza los 58 años de edad. Volviendo a Guimbabougou, hace escasas semanas los soldados españoles inauguraron un pozo que permite la llegada de agua potable a la aldea. También hicieron entrega de material escolar para las decenas de niños que residen en esta zona, cercana al río Níger, pero aislada de la civilización y el progreso. Por ello no es de extrañar que la población local, sobre todo los más pequeños, salgan al paso de los vehículos blindados de La Legión para saludar a los soldados en señal de agradecimiento por su compromiso con la realidad maliense. “Queremos seguir manteniendo esta relación con los españoles en el futuro”, añade Monfa Diarra mientras estrecha la mano del sargento De la Espada en una rutinaria patrulla social por la zona. “Es una suerte que cada vez que vamos a una población cercana nos acojan con tanto calor y cercanía. Nos sentimos muy agradecidos”, apunta el infante de Marina. Además de la creación de infraestructuras, el personal militar español se está involucrando en la puesta en marcha de iniciativas para estrechar vínculos con la sociedad civil de Koulikoro. Hace escasos días el estadio Mamadou Diarra acogió un partido de fútbol entre el Grupo Táctico Millán-Astray y la Academia Djiguya, un colectivo que intenta alejar a los jóvenes de la calle a través del deporte. Antes, varios equipos de niños disputaron un torneo con camisetas de equipos españoles que han querido donar material deportivo a la academia (Málaga CF, el Real Betis, la Fundación del Atlético de Madrid, el Vázquez Cultural y el Antequera CF) y que culminó con un desayuno aportado por el Club Gastronómico Paco Rengel, de la capital malagueña. “Nuestro objetivo es alejar a los 210 niños y jóvenes de la academia de las garras del terrorismo y la inmigración clandestina, que no pongan su vida en peligro”, apunta su presidente, Francois Deseas, que se muestra satisfecho porque “los españoles están intentando ayudarnos y se esfuerzan para ello”, aunque advierte “que toda aportación es poca dada la situación de nuestro país”. El jefe del Grupo Táctico Millán-Astray, el teniente coronel Fernando Sánchez, subraya que “el legionario español se hace querer en todas las misiones a las que vamos”, destacando “la cercanía y hospitalidad de los malienses, algo que ha sorprendido a los que venían de misión a África por primera vez”. Un contingente que compagina la instrucción y la seguridad con mejorar las condiciones de vida de la población local e intentar que Mali se convierta en un lugar más habitable y seguro que en la actualidad.

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