Historia de la Mili
Antiguamente, los ejércitos eran de leva mercenaria. Se reclutaban los soldados por el tiempo exacto que duraban las guerras. Escogían normalmente a vagos, mendigos y marginados. Una vez terminadas las batallas, volvían a sus lugares de origen. Generalmente regresaban con el botín que habían expoliado en los asaltos de las poblaciones, además del sueldo, paga o "soldada" con que fueran contratados. La Oficialidad en esos tiempos estaba casi monopolizada por la nobleza.
Durante la Revolución Francesa (1.793) se empezó a hablar de “el pueblo en armas”, "l´armée national et le peuple sur les armes". Surgió la doctrina de que "todo ciudadano ha de ser soldado y todo soldado ciudadano", "le soldat citoyen" (Ley de Jourdan-1.798). Fue la fecha de inicio del Servicio Militar en la historia de las naciones que copiaron todas del modelo francés y años después también del modelo prusiano.
En España, aunque en 1.704 la dinastía de Borbón introdujo el sistema de reclutamiento forzoso, fue el 3 de noviembre de 1.770 cuando el rey Carlos III dictó una Ordenanza en la que uno de cada cinco jóvenes en edad militar (las Quintas), entre los 18 y los 40 años, mediante sorteo, tendrían que incorporarse cada año al Ejército. Sus nombres se extraían del padrón de mozos que formaban el censo militar. Ir a la mili era "servir al Rey".
Las condiciones que se exigían para la recluta en tiempos de Carlos III
- Enganche por 15 años mínimo (educando 6)
- Edad mínima 16 años en tiempo de paz (educandos 10) y 18 en tiempo de guerra. Edad máxima 40 años.
- Ser Católico Apostólico Romano.
- Medir 5 pies de estatura mínima (1 m. 40 cm.)
- No ser de lo que entonces se denominaba extracción infame: mulato, gitano, verdugo, o carnicero.
(Reales Ordenanzas de Carlos III).
A partir del año 1.812, con la Constitución liberal se impuso ya el reclutamiento para todos aunque todavía no abarcaba al conjunto del país. El soldado del Rey era el soldado de la Nación, convirtiendo el Servicio Militar Obligatorio en un deber constitucional. Cada Quinta (grupo de personas nacidas en un mismo año) era reemplazada por otra al finalizar su servicio. De ahí la palabra "reemplazo". Con la vuelta del régimen conservador se instituyó una ley clasista llamada de Redención y Sustitución, que permitía la aceptación de sustitutos y la exención total o parcial, proporcionalmente a la cantidad de dinero que se pagara al Estado, entre 2.000 y 6.000 reales. Los hijos de las clases altas quedaban exentos o pagaban a otros de condición más humilde para que les sustituyeran en la mili o en la guerra, como sucedía al final del Siglo XIX en los conflictos de África, Cuba y Filipinas. Había compañías privadas de seguros que se encargaban de gestionar estos pagos. En una palabra: una enorme injusticia pues iban a la guerra sólo los pobres. Las familias humildes se arruinaban tratando de pagar un dinero para evitar que sus hijos fueran a combatir. En el pueblo extremeño de Arroyomolinos de Montánchez una "copla de quintos" así lo describía:
"Si te toca te jodes
que te tienes que ir
que tu madre no tiene
dos mil reales pá ti,
a la guerra del moro
a que luches por mi".
Aún así, a lo largo del siglo XIX, los reglamentos de reclutamiento cambiaban constantemente, dependiendo de cada gobierno de turno. En Navarra, País Vasco y Cataluña el reclutamiento era voluntario todavía. Durante la I República Española (Ley de 1.873) se abolió el Servicio Militar Obligatorio, dejando un ejército retribuído de voluntarios de entre los 19 a 40 años de edad y una ley de movilización de reservistas para caso de guerra (Decreto: 7 Enero de 1.874), hasta la Constitución de 1.876 en que volvió a implantarse la obligatoriedad en toda España. La Ley Constitutiva del Ejército de 1878 proclama solemnemente el reclutamiento nacional, pero se mantienen las «sustituciones» y «redenciones en metálico» en el Reglamento de Reclutamiento de 1885.La mili duraba en aquella época ¡¡¡ ocho años !!! Cuatro años de servicio activo y otros cuatro de reserva. A pesar de todo ello hubo soldados de reemplazo que fueron héroes.
En el Reglamento de Reclutamiento y Reemplazo de primeros del Siglo XX se abolieron los sistemas de Quintas implantándose uno nuevo en el cual seguía habiendo injusticias. Incluía de nuevo la modalidad de "Redención a Metálico y Sustitución". Los hijos de nobles y clases pudientes pagaban al Estado para no ir a la guerra. Eran los llamados “soldados de cuota” y era la época de la guerra de Africa. Se libraban de la mili o pagaban a otros para que se la hiciese. Esto causó a veces graves incidentes como ocurrió con la llamada “Semana Trágica de Barcelona”: una sublevación de la población catalana el 26 de julio de 1.909 que no aceptaba que sus hijos murieran impunemente en la guerra de Marruecos, la mayoría de ellos reservistas que ya habían hecho la mili. Esta sublevación produjo más de 100 muertos. El 27 de julio del mismo año, empiezan a llegar a la Península las tristes noticias de la masacre ocurrida en dicho día en las proximidades de Melilla; cuando dos Batallones de la Brigada de Cazadores, al mando directo del general don Guillermo Pintos, se adentraron por una de las vaguadas del monte Gurugú, conocida como el Barranco del Lobo, siendo atrapados entre dos fuegos por los moros (rifeños) que ocupaban las alturas, saldándose la operación con cientos de cadáveres, entre ellos el del propio general jefe de la Brigada. Estos sucesos incrementaron las protestas en muchos puntos de España.
La situación injusta creada por este tipo de reclutamiento se arregló parcialmente con el Reglamento de 19 de Enero de 1.912 y la Ley de Bases del Servicio Militar, la figura del "soldado de cuota" seguía existiendo pero no eximía de la mili sino que como mucho la reducía en el tiempo. Podía elegir la Unidad militar en donde servir y corría a su cargo el vestuario y el equipo. La cuota a pagar según los casos variaba entre 1.500 y 5.000 pesetas. Mucho dinero para aquellos tiempos. El "soldado de cuota" se mantuvo durante la II República hasta 1.936 y desapareció con la ley de Reclutamiento del año 1.940 al iniciarse el régimen del general Franco.
El protocolo para reclutar ciudadanos era más o menos como sigue: al cumplir los 19 años de edad se afiliaban en el ayuntamiento correspondiente a su localidad de nacimiento. Si superaban la talla mínima y no alegaban impedimento físico quedaban declarados “aptos para el servicio”. La incorporación, después de un "sorteo de reclutas", se hacía al año siguiente de entrar en la Caja de Reclutas de su provincia. Con la certeza de ser destinados casi siempre fuera de su región de residencia, o lo que era peor, ir a servir a Ceuta, Melilla o el Sahara. A pesar de todo ello, en los pueblos se organizaban fiestas, las "Fiestas de Quintos" con los mozos que se iban a la mili.
Como es obvio, durante la Guerra Civil (1.936-1.939) se movilizaron innumerables quintas forzosas en ambos bandos (1), incluso la "Quinta del Biberón" denominada así por la escasa edad de sus componentes (16 a 18 años). Sin embargo de poco les sirvió ya que, después de la guerra, muchos tuvieron que volver a hacer el servicio militar y los vencidos que estaban en campos de concentración (como los de Madrid, Miranda de Ebro, Reus, etc.) y que no fueron a la cárcel, lo hacían en batallones disciplinarios durante 24 meses.
La mili, con la Ley de 8 de Agosto de 1.940 se hizo más justa y universal. Hasta bien entrada la posguerra duraba dos años. Al inicio de los años 50 del siglo XX la mili se fue “suavizando” poco a poco. Los hijos de viuda o los que eran responsables del sustento familiar quedaban exentos. Igualmente los trabajadores de sectores estratégicos de interés nacional: minería, energía eléctrica, etc... Los universitarios podían optar por pedir prórrogas de estudios, lo que les ocasionaba hacer la mili casi con 25 años de edad. Estos últimos también podían elegir la Milicia Universitaria, una mili de varios años repartida en dos períodos de tres meses de Campamentos y Academias, con la posibilidad de alcanzar los grados de sargento o alférez, haciendo un último tramo de 6 meses de prácticas en un cuartel. En los años 60 se promulgó la última Ley 55/1968, cuyo título era «Ley General del Servicio Militar.La mili duraba 16 meses yendo de reemplazo, sin embargo, se podía ir voluntario antes de la edad reglamentaria, firmando por 20 meses. Esto último tenía la ventaja de elegir la unidad militar en donde hacerla.
Con la aparición de los movimientos pacifistas e insumisos se fueron promulgando leyes de exención de diversos tipos, como la Ley de Objeción de Conciencia, B. O. de las Cortes» del 1 de diciembre de 1983, Prestación Social sustitutoria, etc... y así hasta el 31 de Diciembre de 2.001 (Real Decreto 247/2.001) en que se suspendió la mili (no se suprimió) para ser reemplazada progresivamente por el actual Ejército Profesional.
DURACIÓN DEL SERVICIO MILITAR A TRAVÉS DE LOS AÑOS:
1800 - 8 años
1821 - 6 años
1837 - 8 años
1867 - 4 años
1881 - 3 años
1912 - 3 años
1924 - 2 años
1930 - 1 año
1943 - 2 años
1968 - 18 meses
1984 - 1 año
1991 - 9 meses
La mili fue siempre polémica. Para unos suponía un “cambio de aires”, aprender a leer y a escribir (2), sacarse el carnet de conducir automóviles y otros tipos de formación, conocer mundo y relacionarse con gente de otras regiones del país. A otros le ocasionaba un verdadero quebradero de cabeza. Se les partía la vida, perdían el trabajo o los estudios. La movilidad geográfica producía penosos gastos a las familias… Y eso sin mencionar los innumerables accidentes en cuarteles y campos de maniobras, muchos de ellos mortales. Para intentar reparar en parte algunos de estos factores negativos hay en la actualidad proposiciones no de Ley para indemnizar a las familias que sufrieron esos referidos accidentes e incluso para reconocer como tiempo cotizado a la Seguridad Social el tiempo transcurrido en la mili.
(1) Durante toda la guerra la República movilizó 27 reemplazos, desde el del año 1941 al del 1915 y los nacionales 14, desde el del año 1939 al del 1926. El número de hombres que lucharon en cada bando fueron: 1.260.000 los nacionales y 1.750.000 los republicanos, sin contar los extranjeros de ambos bandos. (Salas Larrazábal, "Los datos exactos de la Guerra Civil", Madrid, Drácena, 1980, p. 288).
(2) Entre 1.940 y 1.986 un millón de soldados fueron alfabetizados y medio millón completaron el ciclo de enseñanza primaria. 900.000 soldados se beneficiaron de los cursos de Formación Profesional entre 1.940 y 1.975. Entre 1.940 y 1.975, 400.000 soldados obtuvieron el carnet de conducir para vehículos ligeros y 200.000 para vehículos pesados. Salieron de la mili durante el mismo período 100.000 mecánicos de automóvil y 25.000 especialistas en electrónica y electricidad. Y en los cursos militares de Promoción Profesional Obrera (PPO) se diplomaron 150.000 obreros especializados. (Fuente: Ministerio de Defensa).
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