Seamos realistas, no todo en la mili fueron alegrías, era una situación que a veces te podía desbordar y seguro que malos ratos también pasamos, así como lo bueno y lo malo van cogidos de la mano, en la mili también pasamos malos momentos, momentos duros que en cada caso se materializaban de diferente manera, pasados los años, tendemos a recordar solo lo positivo, pero algunos ratos también nos hicieron añorar lo que teníamos en casa.
¿Tú que recuerdo de tu mili tienes que por algo te hicieron tener la necesidad de una mano amiga?
Respuestas
Yo cojo al p*** perro y le corto las patas..jajajajaja
jajajajajajj en ocasiones
La verdad,es que si,tambien hubo malos ratos en el tiempo del servicio militar,unos personales y otros ajenos ,pero que no dejaban de afectarnos.
Una tarde noche tomando un cubatita con un compañero ranchero como yo,paseando por los jardines del cuartel,vimos un chaval tirado en el suelo entre unos matorrales,y lo primero que se nos vino a la cabeza,fue que habia cogido la borrachera antes que nosotros,pero al arrimarnos vimos que tenia los brazos chorreando de sangre,corriendo lo cogimos entre los dos porque estaba sin conocimiento y lo llevamos a la enfermeria ,se habia hecho 4 o 5 cortes en los antebrazos con un cristal y se estaba desangrando .corriendo le pusieron unos algodones con alcohol en los brazos y lo llevaron en una ambulancia al hospital militar,, Lo volvimos a ver al poco tiempo pero no se los motivos que lo llevaron a hacer eso,, al poco tiempo lo licenciaron,se veia que no estaba bien, la verdad es que fue un mal trago.
Aparte de algunos malos "tragos" acaecidos en el CIR, en el cuartel no me faltaron ocupaciones, y consecuentemente con sus marrones. De soldado, estuve en la cenrtralita, me ascendieron a cabo sin más, hice en casi un año, más de 100 guardias (no me molesté en contarlas), me pusieron un par de veces de cabo gastador, escribiente de servicio, de furriel, cabo de cocina (que no podia soportarlo y fuí a decírselo al capitán de mi compañía y me relevó -porque la verdad sea dicha, me tenía aprecio). Durante todo el mes de octubre, me pusieron guardia cada domingo (pero me dieron un mes de permiso en noviembre, cuando ya había tenido uno en agosto). El marrón más duro que tuve que soportar (y vino de forma aleatoria supongo) fué, cuando volvimos de la provincia de Lleida de maniobras y estando en la estación de La Sagrera de Barcelona para emprender el regreso a Girona, se electrocutó nuestro sargento al intentar montar la antena de la radio que, como estábamos encima los vagones de carga, ésta fué inducida por la catenaria, y al tenerla en la mano le dió la terrible descarga E.P.D.
El sargento no fué la única víctima (directa o indirecta) de las maniobras, ya que en la carretera, y en la provincia de Lleida (pasando con el tren lo vimos, de ida) murió un chófer (de reemplazo) que llevavaba a un mando en el automóvil, y según dijeron despues de las maniobras, habían fallecido al menos, dos paracaidistas franceses, ya que eran conjuntas con el país vecino (creo que eran Galia II) .
Un viernes vísperas de un fin de semana con puente, de aquellos que eran tan golosos en la mili pues suponían un par de días mas para aprovecharlo y salir por patas corriendo a casita, en la mañana a la hora del desayuno, y con un capitán que tenia la malafollá por toneladas, pues antes de que ordenara sentarse en las mesas, un colega y yo hicimos una tontería con las galletas, cosa que hizo protestar a los demás de la mesa, y aunque no fue un escandalo grande, vamos apenas un estaros quietos de otro compañero, si fue bastante para que el capitán se percatara de ello y mandara arrestar a todos los de la mesa sin fin de semana, aquello para algunos que ya tenían el petate preparado fue un jarro de agua fría, y con enfado y razones nos lo hicieron saber durante el desayuno y horas después, los culpables del estropicio no teníamos planes para irnos, pero si no supo mal que los otros pagaran por nuestras chiquilladas, a media mañana le comentamos al alférez de complemento, un tío joven majo y preparado, que queríamos hablar con el capitán para hacerle saber que aquello era culpa nuestra, que no debían de pagar los demás por eso, el alférez nos dijo que dejáramos en sus manos el asunto, y a las dos horas consiguió que el capitán levantara el arresto a todos, menos claro está, a nosotros dos, menos mal que los compañeros que tenían su historia montada aun tuvieron tiempo de salir corriendo, nosotros no perdimos nada, pues no teníamos planes
Os voy a contar un mal rollo que tuve, en el cuartel, cuando ya como Cabo, me mandarón al Hospitar Militar, porque un voluntario (máquina), estaba en el calabozo y el muy cabrón le metido fuego al calabozo y lo llevarón al hospital militar y acto seguido mandaron una escuadra a vigilarlo, en que yo era el cabo y los otros cuatro soldados del grupo logístico, por nuestras grandes voluntades de soldados, en media hora estabamos en el bar los cuatro soldados y yo como Cabo, cuando nos vimos los cinco en el Bar, se nos encendio la bombilla y dijimos y el preso?, joder todos corriendo por todos lados y el preso se avía fujado, todos buscando por todos los departamentos del hospital y no pudimos dar con él, después de ponerlo en conocimiento del oficial de guardía del hospital médico, a las cinco horas, apareció la PM, con el tío del calabozo, era uno qye vivía en Coruña y lo encontraron en su casa, cenando, bueno al llegar a la entrada del acuartelamiento por la entrada de la foto, el cabo de guardía, me dice el Teniente Coronel José Blanco, le esta esperando en su despacho, y yo tenblando uffffffffffff, bueno seguira la anécdota, eso cambio mi vida militar en los últimos tres meses, cuando ascendí a cabo 1º
Un día como otro cualquiera nos incorporamos a la oficina y al entrar nos pasan a un salón de reuniones. Soldados firmés allí el grado más pequeño era capitán, soldados ha desaparecido una pistola de unos cuadros que adornaban las paredes con varias de ellas, la pistola que ha desaparecido está operativa de aquí no se mueve nadie hasta que no aparezca. A la hora de seguir firmes o sale la pistola o me lio a ostias y os mando al calabozo de Valladolid. A la hora siguiente esto me coge a mì en otros tiempos y la saco a sangre viva. Nos llevaron y nos hicieron un registro de taquillas y despúes otra vez a la formacíon por allí ya empezaba a oler a mierda pura. A la hora de comer nos soltaron con amenazas de qué nos iban a vigilar y como no apareciera para Valladolid. Vaya una gran mañana que pasamos no se lo contamos a nadie pero algunos seguian llorando despues y con ataques de ansiedad....
Hoy amigos, permitidme contaros una historia de mi mili, que ni en mi casa supieron ni saben, no lo saben ni los amigos mas cercanos, pero si la voy a contar a otros militares.
Yo llegue al cuartel de artillería de Villanubla, y me enamore, me enamore del entorno, de su tranquilidad y de sus gentes, más allá de la dura disciplina militar, y peor aún en sus comienzos en lo que todo te es extraño, yo me consideraba afortunado, había tenido suerte en la mili.
Llegue siendo aquello el III grupo de artillería antiaérea nº 71, con base en Madrid, y hasta la mitad de mi mili fue así.
Luego con el cambio de base central y pasar a depender de Artillería 26, cuartel general monasterio en Valladolid ciudad, se empezó a barajar la posibilidad de que hubiese movimiento de soldados de un cuartel a otro, en un principio a unos cuantos, a mi entre ellos, nos llevaron a conocer la nueva base, que me perdonen todos los que allí estuvieron, pero para mi aquello era deprimente, lóbrego, tétrico, ante la libertad, el espacio abierto y la luz de Villanubla, aquel cuartel me pareció una cárcel, y así, con esa desazón, volví a aquel mi cuartel, mi casa, pasadas semanas me informan que me tengo que mudar, y se me cayo el mundo encima, pero estamos en la mili y no te queda otra que hacer el petate.
A la segunda semana de estar allí, me sentía fatal, una tarde al salir de paseo con otro compañero que también se tuvo que mudar, yo me sentía realmente mal, física y animicamente, me metí en una farmacia le comente a la chica que me dolía la cabeza y me vendió una caja de optalidones, para calmar el continuo dolor que sentía ya varios días y lo que me daban en la enfermería de allí no me hacía efecto, quizás estuviese relacionado con el stress, volví al cuartel yo solo, bastante antes de retreta, y me tome dos pastillas, a la media hora otras dos, y ya apenas tengo recuerdos hasta que en retreta intente levantarme de la cama y caí al suelo, desperté en el hospital militar de Valladolid, para los militares quedo claro de que era un intento de suicidio porque aun llevaba el resto de pastillas en el bolsillo, me preguntaron si quería que se supiese en casa, dije que no, el psicólogo preguntaba si había algún motivo, le dije que no soportaba la vida allí - era cierto - y me devolvieron a Villanubla, hasta aquí esa historia me la creía yo mismo, pero resulta que años después de la licencia, en una analítica después de casi palmarla con un nolotil pinchado, me vieron que soy terriblemente alérgico a las pirazolonas, un componente de muchos analgésicos, entre ellos el optalidon, entonces relacione esos dos hechos y claro que 4 optalidones casi me llevan a la sepultura, si me los llego a tomar para echarme a dormir, hoy no estaría escribiendo esto.
Pasados los años, veo este como el único momento negro de mi mili, todas las demás penas y alegrías, hoy son gratos recuerdos.
Pero tocayo hoy estás aquí y eso es lo que cuenta, hay que mirar al futuro con alegra y lo pasado pasado está..jajaja
Hombe tan amargado como para hacer esa locura no estaba, la verdad es que fue un accidente, pero en el expediente militar seguro que sale como otra cosa